Para definir la Dirty Action, tendríamos que hablar de su “hermano mayor", el body-art. La definición del mismo, sería a rasgos generales, los procesos artísticos en los que el artista utiliza su propio cuerpo como soporte material de la obra. Yendo un paso más allá, la mayoría de ocasiones, la obra de estos artistas acostumbra a tratar temas como la violencia, la autoagresión, la sexualidad, el exhibicionismo o la resistencia corporal a fenómenos físicos. El body-art es un movimiento que se encuentra situado dentro de lo que denominaríamos arte de acción o performance.

Allan Kaprow, señaló la interrelación entre el artista y el espectador en el momento de creación artística, dentro del arte de acción. También cabe destacar el aspecto efímero de muchas de estas creaciones, elemento a menudo presente en la mente del artista durante la concepción de su obra. Por ello, desde su aparición ha sido necesaria la documentación fotográfica o videográfica de las propuestas realizadas por los artistas dentro de este tipo de arte.

Hoy, ya entrados en el siglo XXI, la fotografía y el video se han convertido en cómplices imprescindibles de muchos performers y han dejado de ser meros registros para convertirse en discursos visuales o audiovisuales cuidadosamente construidos. Ya que la acción puede ser realizada tanto con público como en soledad.

Pero la Dirty Action es un fenómeno nuevo dentro del mundo del arte de acción, y que la acerca al Art Brut o arte marginal, definido cómo arte creado por agentes ajenos al mundo artístico sin una formación académica.

La entera concepción del Art Brut descansa, en efecto, sobre la premisa de un individuo creador que opera en gran medida despreocupado (e idealmente desinformado) de la expectativas de los demás. La interioridad es, en efecto, la clave de la mentalidad del auténtico marginal, cuya obra surge principalmente de imaginar y elucubrar. Navegando a golpe de intuición, el creador espontáneo solo atiende a su rumbo particular, y realiza su obra prescindiendo de convencionalismos tales como las reglas de la perspectiva, la técnica «correcta» o los materiales tradicionales. Asumiendo el pleno control del proyecto formativo, el sujeto creador orquesta los contenidos psíquicos del mismo con arreglo a sus diseños personales, desarrollando un repertorio característico de motivos y elementos que pasan a ser los componentes de una arquitectura cerrada.

La unión de ambos conceptos, Body Art y Art Brut, da la aparición de lo que denominamos Dirty Action. Al igual que el Body Art, los nuevos accionistas, nos hablan de violencia, de autoagresión, de sexualidad, de exhibicionismo o de resistencia corporal a fenómenos físicos. Pero sin buscarles a sus acciones, siempre en video, concepciones artísticos más allá de una educación visual auto-aprendida. Los dirty-accionistas a igual que los Performers también quieren acercarse a un público determinado, y para ello utilizan cualquier red social que les permita colgar su trabajo, la mayoría de veces de forma anónima.

La marginalidad de la Dirty Action es fundamental en el desarrollo de su dialéctica. En muchos casos se interna en el campo del post-porno. Pero también nos lleva al espectador, tal como ha hecho el arte contemporáneo de los últimos años, a un estado de shock. Y ésta confluencia es fundamental. Aunque en la mayoría de veces el dirty-accionista no quiera shockearnos, simplemente quiere mostrar su actividad fuera de los cánones socialmente establecidos y aceptados. Pero al igual que el arte actual nos lleva, justamente por ello, a un terreno anómalo y muchas veces incomodo para el espectador convencional o no preparado, creando nuevos iconos y destruyendo o burlándose de los viejos. La globalización de Internet y la facilidad de realizar vídeo grabaciones, también le permite acceder a un público que, anteriormente a la existencia de la red, le estaba vetado, o era de muy difícil acceso. Esta facilidad en los medios de difusión y comunicación es lo que hace tan diferente al dirty-accionista de un artista Art Brut convencional. Nuestro accionista es marcadamente exhibicionista, al igual que muchos artistas actuales, tiene una acuciante necesidad de mostrar a los demás sus creaciones, aun a sabiendas que difícilmente serán entendidas. Sus videos normalmente tienen un estilo personal marcado, que lo diferencian del resto de material de Internet, y que se va depurando desde sus primeras aportaciones a las últimas. Por lo que se podría decir que hay un progreso y perfeccionamiento como creador, haciéndose su lenguaje cada vez más complejo y lleno de significados, aunque la mayoría de veces solo sean perceptibles por sus acólitos. Llegados a este momento, podemos decir que lo único que diferencia a un dirty-accionista de un artista contemporáneo que este primero no utiliza el pensamiento artístico en sus creaciones, aunque si utilice las herramientas del artista para comunicar su obra.

En la selección realizada muestro las performances de algunos dirty-accionistas. Trabajos altamente depurados, profundamente interiores, poniéndonos a prueba nuestros convencionalismos sobre sexualidad, resistencia, consumo, sociedad. Pero al igual que hacen los artistas contemporáneos, mostrándonos lo que somos y como son nuestros pensamientos y actitudes más intimas, viéndonos reflejados en sus mundos, haciéndonos pensar y recapacitar en lo que somos.