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DES(CUBRIR)

Juan Carlos Lozano

del 8 de juny al 30 de juliol de 2019

Paul Klee en 1915, ante el horror de la Primera Guerra Mundial, escribió en sus Diarios “Para sacarme a mi mismo de entre las ruinas, tendría que volar. Y volé. En ese mundo destrozado ya sólo vivo en el recuerdo”. Volar implica desaparecer.

 

En 1921, Walter Benjamin vio su pintura Angelus Novus y la compró. Esta acuarela fue una inspiración constante y un objeto de reflexión; sobre el ser alado en 1940 escribió “[está] al parecer en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava la mirada. Tiene los ojos desencajados, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel de la historia debe tener ese aspecto. Su cara está vuelta hacia el pasado”.

 

Benjamin murió un miércoles 26 de septiembre de 1940 y con él las pertenencias que cabían en una maleta, entre ellas un manuscrito “más importante incluso que su propia vida”, un texto que no podemos leer porque ya no existe. Dos días después fue enterrado en Portbou. Entonces su presencia se convirtió en ausencia y desapareció.

 

Igual que el Angelus Novus da la espalda al futuro y mira al pasado Juan Carlos Lozano propone una reflexión sobre la presencia de la ausencia, el palimpsesto y la memoria mediante la superposición de imágenes y textos.

Con carácter destructivo ha trabajado un lienzo a partir de seis capas, seis pinturas que progresivamente convierten en despojos lo existente. El contenido de las obras se esconde, se apaga, se borra y se transforma devorado por la séptima imagen: la visible en el presente. Un presente lleno de huellas del pasado, restos apenas perceptibles que permiten imaginar lo eliminado. Entre las “ruinas” se presienten señales de las ausencias, y para que éstas sean visibles se reproduce su pasado mediante un registro fotográfico que alberga sueños de eternidad al inmortalizar el instante.

El arte figurativo más antiguo tiene unos 40.000 años, 35.000 años más que la escritura. Es evidente que los seres humanos pintaron mucho antes que escribieron. Lozano superpone pinturas que se destruyen parcialmente y sobre ellas traza una escritura, y otra, y otra… que destruye su sentido. La práctica de borrar y rescribir es inherente al documento desde la más remota antigüedad. Las obras de esta exposición son enigmas porque dicen algo y al mismo tiempo lo ocultan; su lenguaje es indescifrable.

                                                                                                                                  Esther Lozano

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