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CUTUP-CUTOUT

Michael Kirkegaard

del 18 de març al 15 d'abril de 2017

“Cutup-Cutout” de Michael Kirkegaard recoge en modo de performance-instalación dos piezas del artista danés, que ha retomado para darles un nuevo corpus. Se trata de “Cat Fish, changing an old exhibition into food” y “Occident Sundown, a piece of afterglow, a lingering impression of past glory and success”. Conformando ambas la instalación que presentamos en La Grey bajo el título “Cutup-Cutout” de claras connotaciones a William S. Burroughs.

 

Aparte de la definición del título an el párrafo anterior, existe en la instalación de Michael un espacio crítico sobre el mundo del arte. Una noticia aparecida hace pocas semanas hacía referencia a que solo el 15 % de los artistas podían vivir de su trabajo, pero tendría que comentar que habían incluido dentro de ese 15 % a los artistas que viven de su trabajo como docentes, por lo que yo estimaría que son menos de la mitad de ese porcentaje los que verdaderamente viven de su obra. Es este entorno de precariedad el que Michael Kirkegaard denuncia en “Cutup-Cutout”, donde obras aparentemente terminadas se convierten en el caso de “Cat Fish” en comida, y en “Occident Sundown” en fragmentos de obras mayores. A la vez que toda la instalación nos invita a penetrar en una especie de Outlet de la obra del artista, tienda-taller donde las piezas están en perpetuo cambio y regeneración acondicionándose al valor y a las modas del mercado con una particular ironía nórdica, con la que no estamos acostumbrados los espectadores.

Pero el desafío que el artista realiza en “Cutup-Cutout” al visitante de la instalación no es nuevo en la obra de Michael. Desde sus instalaciones en los ochenta hasta hoy, el artista explora los diferentes contextos en los que se mueve el arte contemporáneo y las relaciones del mismo con la vida humana y su entorno, en piezas y exposiciones de una contundencia aplastante, en las que Kirkegaard no se ha frenado en utilizar diferentes técnicas artisticas que le fueran más apropiadas para definir sus trabajos.  Así pues, nos encontramos con una obra potente, tanto en su significado como en elaboración, parece desarrollarse de forma anómala, casi como en un laboratorio de alquimista, que de manera aparentemente mágica transforma el plomo en oro. Pero no nos tiene que dejar llevar el engaño, nada es producto del azar, todo en el trabajo de Michael está meditado, medido, dándonos la apariencia, por su cercanía, que es fácilmente asumible, pero que encierra un tripe salto mortal de extremada dificultad.

 

Viendo la obra de Michael Kirkegaard me viene a la mente el subtítulo de Twin Peaks de David Lynch: “Fire Walk With Me (Fuego camina conmigo)”. Parece que el fuego transformador sea el que modifica “Cat Fish” y “Occident Sundown”, pero no de forma abrasadora, es un fuego interior, propio de la capacidad artística, lo que tenemos ante nosotros y que generosamente Michael nos acerca en su performance-instalación. Un trabajo a caballo entre la subliminalidad del arte y sus mutaciones, nada está quieto en el taller del artista, hasta que él mismo no lo decida.

  

Antonio Luque

Fotografies: Francesc Roig

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