EL ORDEN, EL LÍMITE, EL AFUERA
Cuando la repetición se convierte en ritual y el eterno retorno te sitúa frente al abismo de lo ya vivido en un presente continuo.
Onofre Bachiller
de l'11 de gener al 21 de febrer de 2020
“Todo cambio lleva a un orden nuevo, todo orden crea sus rituales de repetición como celebración de su victoria.”
La obra que presenta Onofre Bachiller en La Grey, tiene dos lecturas: la explicita en el título, y implícita en la propia obra. Aceptar cualquier concepto en alguna de las piezas nos obliga a reconocer su contrario: el orden y el caos, el límite y el origen, el afuera y el adentro, nociones aparentemente alejadas que marcan tanto nuestras relaciones personales como sociales.
Onofre trabaja desde la fotografía performática, convirtiéndose la misma en documentos de los recorridos que el artista se impone, a la vez que nos hace coparticipes de rutinas y liturgias que nos imponemos y que imponemos a los demás. Cada serie fotográfica, nos obliga a mirar los pequeños cambios que se producen cada día, y esta observación de la repetición es desoladora, en las mismas estamos representados todos; eso nos conlleva a penetrar dolorosamente en nuestro mundo más íntimo y subjetivo. A la vez que, “El Orden, el Límite, el Afuera”, nos plantea una dificultad añadida, es una obra con una enorme carga política comprendida en los propios recorridos hacia el límite (2737, NOV2016); la definición del margen (ZONA FRANCA ABR2017); el espacio fronterizo y la aceptación de las normas (b* HALL JUN2017); los modos administrativos de exclusión (PROCÉS SEP2017); el caos expandido y la restauración del orden (HABITABLE ENE2018); la creación de una identidad territorial, la jerarquía, los míos y los otros (PRONOXIS OCT2019), la metáfora del eterno retorno (PATIO DEL EIXAMPLE. AGO2016) o lo prohibido y lo doméstico (DIVERGENCIAS Y EL RENACIMIENTO, DIC2019). Es este aspecto lo que nos hace meditar sobre el mundo que estamos creando y su propio final.
“El Orden,…”, nos impone la estructura de nuestros vínculos hacia los demás y hacia nosotros mismos: identidad, ocio, vida laboral, educación, muerte, y la propia configuración y andamiaje de la sociedad en la que intervenimos y dependemos, siendo el propio artista observador y partícipe.
Onofre plantea al final un oxímoron, o la yuxtaposición de dos conceptos que tienen significados contradictorios, intentando conferir un carácter inesperado a la expresión de una idea o del deseo del propio artista para construir un nuevo ritual con la repetición de lo diferente. Pero todo aquello que está afuera cuando empieza a formar parte de lo conocido vuelve a construir una frontera.
Lídia Porcar y Antonio Luque.
Fotografies: La Grey
Fotografies: La Grey