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LES GUERRES PÚNIQUES

(O PUNKIES) 

Xesco Mercé

del 20 de gener al 23 de febrer de 2018

Qué triste paradoja, pensó Amalfitano. Ya ni los farmacéuticos ilustrados se atreven con las grandes obras, imperfectas, torrenciales, las que abren caminos en lo desconocido. Escogen los ejercicios perfectos de los grandes maestros. O lo que es lo mismo: quieren ver a los grandes maestros en sesiones de esgrima de entrenamiento, pero no quieren saber nada de los combates de verdad, en donde los grandes maestros luchan contra aquello, ese aquello que nos atemoriza a todos, ese aquello que acoquina y encacha, y hay sangre y heridas mortales y fetidez.

 

Roberto Bolaño, "2666"

 

"Les guerres púniques (o punkies)" de Xesco Mercé es una obra monumental que nos retrae a las grandes obras historicistas del siglo XIX. Siguiendo la estela de las grandes batallas, la propuesta que nos hace Xesco, no difiere visualmente de las mismas: un caos aparente invade todas las partes de la obra. Además, debido al tamaño de la sala, el espectador no puede tomar distancia para poder ver la pieza en su conjunto, aumentando esa sensación de descomposición, de estructuras que desmoronan, la batalla lo rodea, sintiéndose un superviviente en la hecatombe. 

 

Quisiera tomar una postura distante sobre la obra de Xesco, me atrevo a decir que resulta imposible, el mundo que el nos presenta lo usamos cada día, él lo único que hace es plantarnos ante nuestra cara lo que desechamos en nuestro devenir diario.

Solamente con una lista, a modo de Roberto Bolaño, podría intentar explicar parcialmente que es la obra de Xesco Mercé: es la apropiación de obra ajena, la reutilización de la propia, la inmediatez, la locura cotidiana, el horror vacui, es la historia del arte, las tormentas, la ingravidez, la ciencia, lo encontrado y lo perdido, el azar, la teoría de cuerdas, las maquinas con motores diésel, los cochecitos de pilas, Bambi, los paisajes pastoriles del XVIII, la señora que se le han caído las bragas, la tramontana y la niebla de Lleida, el subterfugio, el truco, el laberinto sin salida, la meta de los perdedores, el discurso del Papa, el espejo por la mañana, la luz de la enciclopedia, las ciudades de Marte y el último aliento de los selenitas, es el robo de nuestra memoria, el holocausto diario, la última superluna, el gran eclipse en los posos del café, el saxófono omnipresente,

Pero "Les guerras peniques..." también son: Cage y Raphael, la perfidia al piano, el mundo de Yuppie, los santos, todos los Santos, el martillo de Thor y la llave inglesa de Pepe Gotera, una orgía de obesos, la tumba de Tutankamón, Nápoles y Lagos, el barrio chino, las locas, los viejos con perritos, son los pantalones sobaqueros, el esplendor de la hierba y el ruido y la furia, el último balance del año, el intento de abrir una botella de cava con una espada, es quedarte sin pareja por haberle cortado la cabeza con una espada por error, un beso bajo el muérdago, un mal tripi, Rank Xerox, millones de fotocopias, las fotos borrosas, la última cena, el carro de heno, es la pornografía, una partida de brisca en el pueblo, tomarte un gin tonic mientras caen las bombas, un carta bomba y la Bombi, un calidoscopio sin espejos, el viaje de Nemo, los amantes bizantinos, un tatuaje presidiario, la lucha de clases en vacaciones, los adolescentes borrachos, es “limpiamos trasteros”, la cerveza caliente, la brisa, mucha brisa, Dead Kennedys, el retorno de las golondrinas y la vida nueva.

 

“Les guerres púniques (o Punkies)” es todo lo anterior y más cosas que no me cabían en esta hoja, pero sobre todo es la GUERRA, en mayúsculas, que nos rodea y nos atrapa produciéndonos un renacimiento que no esperábamos.

 

Antonio Luque

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Fotografies: Xesco Mercé i Francesc Roig

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