Manilla traspasó hace tiempo las fronteras de su país y es requerido constantemente para mostrar su trabajo en diferentes centros mundiales. Es que la joyería, cada día más, ingresa al circuito del arte para instalarse por siempre.
El reconocido joyero nos presenta una nueva búsqueda. Una serie de joyas-objetos que funcionan como punto de partida para su proyecto de investigación de doctorado en la Academia de Bellas Artes de Amberes, Bélgica.
Él plantea una confrontación entre lo estético y lo emocional. No pretende dar respuestas ni afirmar ideas preconcebidas sobre el concepto de joyería contemporánea, más bien pretende encontrar un cuestionamiento para su proyecto, en el que el cuerpo juega un tema central. Cuerpo visible, cuerpo psicológico, cuerpo físico, ¿qué es visible y qué es íntimo? El autor quiere investigar y descubrir ese lado oscuro de la humanidad, que en muchos casos lleva a la destrucción y brutalidad, ya sea psicológica o física.
Egresado de la Academia de San Carlos, Jorge Manilla cursa la carrera de Joyería y Platería en la Escuela de Artesanía y Diseño del INBA (Instituto Nacional de Bellas Artes), México. En una búsqueda de significados de su quehacer creativo, se traslada a Bélgica, país en el que radica desde hace doce años y estudia Escultura en la Escuela Superior de Gante. Posteriormente obtiene el grado de Master en Diseño de Joyas en la Academia Karel de Grote en Amberes, Bélgica.
Fotografies: Kandi Álvarez
Su trabajo ha sido expuesto en museos y galerías en toda Europa y otras partes del mundo como Asia, USA y México. El año 2011 obtiene el importantísimo Premio de Diseño Henry Van de Velde Awards, siendo nombrado Diseñador Joven Talento del Año.
Manilla es representado por importantes galerías y corredores de arte en Bélgica, Suiza, USA y los Países Bajos. Actualmente es Profesor en diferentes universidades y academias de arte y diseño alrededor del mundo, también trabaja como investigador en su proyecto de doctorado en la Real Academia de Bellas Artes en la ciudad de Amberes.
Fotografies: Kandi Álvarez i Antonio Luque