Si tuviera que catalogar “Si je te vole la mer” de Ro Caminal, lo situaría en el campo de los epílogos, esa parte final de ciertas obras literarias en la que se da el desenlace de alguna acción no concluida.
Pero en el caso de Ro la referencia es a una historia de un estado, llena de desencuentros e incomprensiones. Una durísima historia transcurrida durante 132 años: la colonización francesa de Argelia. Y que a pesar del lapso de tiempo desde el final de la misma es un episodio sin cerrar en el país del Magreb.
“Si je te vole la mer” nos traslada a la Kasbah de Argel a través de imágenes en cámara fija que nos introduce en sus callejuelas, su abandono, en el hundimiento de sus casas, pero también en la vida de sus habitantes que nos va abordando en cada toma, acompañados por el poema realizado por la artista y contestado por el poeta y colaborador de Ro Caminal, Ahmed Chaabi. Un poema que según la creadora es: “ un poema de amor sobre la dominación y la desconfianza, sobre todo lo que queremos conocer en profundidad pero que sabemos imposible de entender en su totalidad. Sobre lo que la Kasbah representó ayer y lo que es hoy. Sus mitos y sus realidades, y un futuro incierto que todos compartimos bajo la amenaza de la globalización.”
Pero tengo que comentar que es difícil despojarnos de nuestros prejuicios, que a pesar de lo que digamos en público, somos más racistas y xenófobos de lo que queremos aparentar. Que es más fácil ver al extranjero y a los países que no forman parte de nuestra área cultural, como lugares exóticos y a sus habitantes como seres peligrosos que intentan despojarnos de “nuestro estado de bienestar” sin objetarnos que muchas veces ese peligro es debido a imposición de nuestra cultura en los países colonizados, y a una descolonización igual de salvaje realizada con tiralíneas sobre los mapas. Al despojamiento de las riquezas de estos territorios que contemplábamos como propios, y a la destrucción del modo de vida local. A la imposición de un idioma que lo único que intentaba era demostrar nuestra aparente superioridad.
Y volviendo al inicio, cuando veo el vídeo de Ro, me gustaría que ese fuese la última conversación que tuviesen las dos partes, casi un canto para cerrar las últimas heridas de una historia emponzoñada de promesas que nunca se realizaron y de dominaciones no solicitadas. Un epílogo que tenemos que leer entre líneas, por qué es extraordinariamente extrapolable a nuestro entorno.
Antonio Luque